Un legado bajo tierra que hoy impulsa a descubrir un destino único.
El municipio de Níjar, enclavado en el corazón del Parque Natural de Cabo de Gata, es conocido hoy por sus playas vírgenes, su artesanía y su encanto mediterráneo. Sin embargo, antes de convertirse en un referente turístico, Níjar fue tierra de minas, hornos, fundiciones y caminos transitados por trabajadores que extraían las riquezas ocultas en sus montañas volcánicas.
La huella de aquella intensa actividad minera, que marcó a generaciones enteras, sigue viva hoy entre ruinas, senderos y museos a cielo abierto. Y lejos de quedar olvidada, se ha transformado en un atractivo turístico fascinante.
Un pasado minero que marcó la identidad del territorio.
A finales del siglo XIX y principios del XX, Níjar vivió uno de sus periodos de mayor movimiento económico gracias a la explotación de minerales como:
- Oro
- Plata
- Plomo
- Hierro
- Alumbres y esparto, en épocas más tempranas
El corazón de esta actividad se situó en la zona de Rodalquilar, donde la fiebre del oro atrajo a ingenieros, trabajadores de todo el país y empresas internacionales. El paisaje, hoy silencioso, llegó a ser un centro minero bullicioso con casas, talleres, hornos y una vida social intensa.
El cierre de las minas en los años 60 provocó un declive económico, pero también abrió la puerta a la transformación turística que Níjar vive hoy.
Rodalquilar: un pueblo minero convertido en un museo al aire libre.
Hoy, Rodalquilar es uno de los mejores ejemplos en España de cómo el patrimonio industrial puede convertirse en un poderoso recurso turístico.
Entre los restos más destacados encontramos:
Las minas de oro de El Cinto.
Una serie de cortas a cielo abierto que muestran cómo se extraía el mineral. El contraste de colores rojizos y ocres hace que el paisaje sea casi lunar.
El poblado minero abandonado.
Casas, escuelas y almacenes que hoy permanecen como testigos silenciosos de una época en la que Rodalquilar llegó a tener su propio cine, comercios e incluso laboratorio metalúrgico.
Del patrimonio minero al atractivo turístico: una transformación natural.
El turismo en Níjar ha sabido integrar este legado de forma respetuosa y atractiva, sumándose a su oferta de playas, senderismo y cultura mediterránea.
Hoy, el visitante puede:
- Recorrer rutas mineras señalizadas, aptas para senderistas y fotógrafos.
- Visitar el Museo Minero en la Casa de los Volcanes, donde se cuenta la historia científica y humana de la zona.
- Descubrir localizaciones de cine, ya que las minas de Rodalquilar han servido de escenario para producciones como Indiana Jones o anuncios internacionales.
- Disfrutar del contraste entre el pasado industrial y la naturaleza virgen del parque natural.
Este equilibrio entre memoria histórica, patrimonio cultural y conservación del entorno es un ejemplo de cómo un municipio puede reinventarse sin perder su identidad.
Un viaje que conecta historia, naturaleza y cultura.
Explorar la historia minera de Níjar no es solo visitar ruinas: es comprender cómo la vida de sus habitantes estuvo ligada a la tierra y cómo esa misma tierra sostiene hoy un destino turístico sostenible y con alma.
Níjar ha demostrado que su verdadera riqueza no solo estaba bajo el suelo, sino también en su capacidad para renacer, conservar y compartir su historia.
Quien recorre sus caminos mineros, pasea por Rodalquilar o contempla el atardecer sobre las viejas estructuras, descubre algo más que un pasado industrial: encuentra una parte esencial del espíritu de Cabo de Gata.